El poder de la conexión

En el “tiempo de sueño”, había un enorme sapo que se llamaba Tiddalik. Un día decidió beberse toda el agua de la tierra, dejándola seca. Los animales, desesperados, se reunieron para idear un plan que hiciera que Tiddalik devolviera el agua. Sabían que la única forma de lograrlo era hacerle reír. Después de muchos intentos infructuosos, un pequeño ornitorrinco hizo una serie de movimientos tan cómicos que Tiddalik se echó a reír, liberando toda el agua que había acumulado, lo que permitió que la vida volviera a florecer en la tierra. 

En la filosofía aborigen australiana está profundamente arraigado el concepto de “tiempo de sueño”, dentro de su sistema de creencias y mitologías. Este principio sostiene que la tierra no es solo un lugar físico, sino una entidad viva, conectada con los seres humanos, con memoria que hay que preservar para aprender.

Esta historia nos trae la idea de que todas las criaturas y elementos naturales están conectados y dependen unos de otros. Tiddalik representa el poder de la naturaleza, que puede dar y quitar la vida, mientras que los animales simbolizan la sabiduría y la responsabilidad de cuidar la tierra. 

Esta interconexión, pilar fundamental de la filosofía aborigen, se basa en el concepto de tribu. 

La tribu es más que una estructura social o un grupo familiar. Nos habla de una relación consciente. La tribu cultiva su relación con la tierra (el entorno) y tiene su propio lenguaje, y sus tradiciones, que se transmiten oralmente. Estas historias no solo fortalecen la conexión entre sus miembros, sino que refuerzan el lazo con la naturaleza y las responsabilidades comunitarias. 

Y a mí, hoy, esta historia y su origen me sirven como excusa para hablar de la consciencia sistémica. 

 

Consciencia sistémica

Decíamos ayer que una de las claves para convertirnos en líderes regenerativos es el desarrollo de la consciencia en tres niveles. 

El primero es el de la autoconsciencia, centrada en el individuo y su relación consigo mismo. El segundo es la consciencia sistémica, la del sistema del que formamos parte, y el tercero, la consciencia regenerativa, que contempla todo el sistema natural al que pertenecemos.

Mucho se ha escrito sobre la necesidad de construir culturas empresariales que fomenten la confianza, el respeto y la honestidad, y cómo estas características se desarrollan sobre la base de una buena comunicación.

Y la buena comunicación aparece cuando somos capaces de promover el sentido de pertenencia, conocer y que nos conozcan, y desarrollar esa consciencia de tribu. Si de liderar equipos se trata, no podemos dejar de desarrollar nuestra consciencia sistémica.

Para que un líder pueda comprender y percibir las interconexiones y dinámicas del sistema en el que opera, debe reconocer que los equipos, procesos y decisiones están integrados en un conjunto más amplio de relaciones, que incluye a los individuos, estructuras organizacionales, valores culturales y el entorno natural. 

Esta visión, holística, donde no solo se tiene en cuenta el impacto personal, sino cómo las acciones de todo el sistema interrelacionado influyen en los resultados, logra promover un liderazgo más inclusivo y sostenible.

 

Empatía sistémica

Cuando Garry Ridge era CEO de WD-40, o cómo a él le gustaba definirse “el jefe de la tribu WD-40”, no era raro encontrarlo visitando oficinas de la compañía por todo el mundo, hablando con clientes, y evaluando a la competencia. 

Paraba en tiendas pequeñas, hablaba con los empleados y trataba de entender el contexto cultural en el que sus clientes compraban sus productos. Pensaba que solo entendiendo el sistema completo era capaz de asegurar la felicidad de sus empleados en el entorno laboral, su tribu. Y de esta manera mantener la conexión y seguir creando lazos con significado. 

La empatía sistémica es la capacidad de ponerse en el lugar de otros dentro del sistema, para comprender cómo se experimentan las decisiones y los cambios. Y tomar las acciones oportunas. Esto es lo que permite desarrollar un liderazgo sostenible, integrando esta nueva información en los procesos de toma de decisiones.

Ya termino. Solo me queda dejarte una pregunta: ¿qué valor tendría para tu liderazgo conectar con tu tribu de forma holística y consciente?

 

Hasta pronto.