En el “tiempo de sueño”, había un enorme sapo que se llamaba Tiddalik. Un día decidió beberse toda el agua de la tierra, dejándola seca. Los animales, desesperados, se reunieron para idear un plan que hiciera que Tiddalik devolviera el agua. Sabían que la única forma de lograrlo era hacerle reír. Después de muchos intentos infructuosos, un pequeño ornitorrinco hizo una serie de movimientos tan cómicos que Tiddalik se echó a reír, liberando toda el agua que había acumulado, lo que permitió que la vida volviera a florecer en la tierra.
En la filosofía aborigen australiana está profundamente arraigado el concepto de “tiempo de sueño”, dentro de su sistema de creencias y mitologías. Este principio sostiene que la tierra no es solo un lugar físico, sino una entidad viva, conectada con los seres humanos, con memoria que hay que preservar para aprender.
Esta historia nos trae la idea de que todas las criaturas y elementos naturales están conectados y dependen unos de otros. Tiddalik representa el poder de la naturaleza, que puede dar y quitar la vida, mientras que los animales simbolizan la sabiduría y la responsabilidad de cuidar la tierra.
Esta interconexión, pilar fundamental de la filosofía aborigen, se basa en el concepto de tribu.
La tribu es más que una estructura social o un grupo familiar. Nos habla de una relación consciente. La tribu cultiva su relación con la tierra (el entorno) y tiene su propio lenguaje, y sus tradiciones, que se transmiten oralmente. Estas historias no solo fortalecen la conexión entre sus miembros, sino que refuerzan el lazo con la naturaleza y las responsabilidades comunitarias.
Y a mí, hoy, esta historia y su origen me sirven como excusa para hablar de la consciencia sistémica.
Consciencia sistémica
Decíamos ayer que una de las claves para convertirnos en líderes regenerativos es el desarrollo de la consciencia en tres niveles.
El primero es el de la autoconsciencia, centrada en el individuo y su relación consigo mismo. El segundo es la consciencia sistémica, la del sistema del que formamos parte, y el tercero, la consciencia regenerativa, que contempla todo el sistema natural al que pertenecemos.
Mucho se ha escrito sobre la necesidad de construir culturas empresariales que fomenten la confianza, el respeto y la honestidad, y cómo estas características se desarrollan sobre la base de una buena comunicación.
Y la buena comunicación aparece cuando somos capaces de promover el sentido de pertenencia, conocer y que nos conozcan, y desarrollar esa consciencia de tribu. Si de liderar equipos se trata, no podemos dejar de desarrollar nuestra consciencia sistémica.
Para que un líder pueda comprender y percibir las interconexiones y dinámicas del sistema en el que opera, debe reconocer que los equipos, procesos y decisiones están integrados en un conjunto más amplio de relaciones, que incluye a los individuos, estructuras organizacionales, valores culturales y el entorno natural.
Esta visión, holística, donde no solo se tiene en cuenta el impacto personal, sino cómo las acciones de todo el sistema interrelacionado influyen en los resultados, logra promover un liderazgo más inclusivo y sostenible.
Empatía sistémica
Cuando Garry Ridge era CEO de WD-40, o cómo a él le gustaba definirse “el jefe de la tribu WD-40”, no era raro encontrarlo visitando oficinas de la compañía por todo el mundo, hablando con clientes, y evaluando a la competencia.
Paraba en tiendas pequeñas, hablaba con los empleados y trataba de entender el contexto cultural en el que sus clientes compraban sus productos. Pensaba que solo entendiendo el sistema completo era capaz de asegurar la felicidad de sus empleados en el entorno laboral, su tribu. Y de esta manera mantener la conexión y seguir creando lazos con significado.
La empatía sistémica es la capacidad de ponerse en el lugar de otros dentro del sistema, para comprender cómo se experimentan las decisiones y los cambios. Y tomar las acciones oportunas. Esto es lo que permite desarrollar un liderazgo sostenible, integrando esta nueva información en los procesos de toma de decisiones.
Ya termino. Solo me queda dejarte una pregunta: ¿qué valor tendría para tu liderazgo conectar con tu tribu de forma holística y consciente?
Sin ánimo de llamar mono a nadie este fin de semana pasado estuve con un grupo de pioneros, un grupo de personas que tiene un sentir y un pensar alineado con los retos y desafíos de los individuos, la sociedad y el planeta. Una comunidad en ciernes que quiere actuar en la dirección de la regeneración. Se hacen llamar los “Vibiolanders” y tienen un proyecto de regeneración de la vida comunitaria, individual y planetaria.
Para mí, para nosotros Alchymistas, se trata de un embrión de lo que puede ser el futuro emergente. Al igual que en la historia del centésimo mono, hablamos de comportamientos y campos de consciencia nuevos que pueden ser imitados y aprendidos por otros y, de ese modo, tener un efecto de transformación radical de nuestra sociedad.
Cuenta la historia que un grupo de científicos japoneses realizó una investigación con macacos, en la isla de Koshima, en 1950. Los investigadores querían saber si era posible influenciar de algún modo las capacidades de aprendizaje de estos monos.
Para establecerlo, uno de los científicos le dio patatas dulces a los monos, pero en principio ellos las rechazaron porque estas tenían tierra encima. Tiempo después, una mona de 18 meses de edad estuvo varias horas con la patata en la mano y en un momento dado decidió lavarla en el mar. Al verla limpia, la comió y notó que su sabor era agradable.
Al ver que era perfectamente comestible, la mona les enseñó a sus hijos a lavar las patatas y a comerlas. Después, también le enseñó este nuevo truco a muchos otros monos de su comunidad. La mayoría de los ejemplares jóvenes se interesaron en obtener la enseñanza, pero los mayores fueron resistentes a la misma.
Dice Lyall Watson que, en poco tiempo, muchos monos aprendieron a lavar las patatas dulces. Cuando se completaron cien monos con ese nuevo aprendizaje , sucedió algo muy llamativo. De ahí en adelante, todos los demás monos comenzaron a lavar las patatas, incluso sin que otro les hubiera enseñado a hacerlo.
A este fenómeno se le dio el nombre de efecto del centésimo mono. Según este enfoque, cuando hay cien individuos de una misma comunidad que hacen algo, se produce una especie de efecto dominó que lleva a que toda una sociedad en su conjunto replique esta conducta. Para probarlo, la investigación que cita Watson dice que en poco tiempo los macacos de islas vecinas también lavaban las patatas.
Desde la comunidad del Alchymistas proponemos el Liderazgo desde un Mindset regenerativo en 3 niveles:
Regeneración individual
De la conexión con nosotros mismos, con nuestro centro, con lo que somos. Viviendo y trabajando la presencia, la auto-consciencia, la integración de nuestras diversas partes. El sabio Aristóteles nos habla del “egoísmo noble”, diferenciando claramente del egoísmo vulgar. La diferencia fundamental radica en conocer la naturaleza del propio bien y es ahí donde la regeneración individual y el trabajo sobre sí cobran todo el sentido.
Regeneración de los campos colectivos
Recuperar la conexión con lo demás como vía para recuperar la conexión con nosotros mismos, aceptando e integrando los aspectos rechazados, dado que la materia prima – el humus de estos llamados defectos- son nuestras cualidades esenciales y, por tanto, la esencia de nuestra fuerza creativa. Vivir en Comunidad es una forma de tomar consciencia de la importancia de nuestra dimensión colectiva. La tensión creativa que se genera entre Autenticidad (individualismo bien entendido como brillar con luz propia) y Pertenencia, tomando nuestro lugar en un colectivo más grande que nos completa y nos trasciende.
Regeneración de nuestra conexión con la naturaleza.
Volver a conectar con sus ritmos naturales, viviendo en un entorno más rural, más cerca de la tierra, de los animales y plantas con los que convivimos en este planeta. Tal y como nos enseñan las tradiciones más antiguas como la de los inidios nativos americanos Hopi, somos naturaleza y somos con la naturaleza. Respiramos el oxígeno que genera el árbol y nos alimentamos de el sol transformado en alimentos. Convivimos con otras especies y formamos parte de una gran
cadena evolutiva que nos trasciende. Ampliar nuestra consciencia hasta sentir que “Somos eso” es parte de nuestra completad anhelada. Y sentirnos separados de eso es el origen de nuestras ansiedades y sentimientos de miedo y soledad.
Por eso estamos a favor de este cambio, porque como dice la profecía Hopi: “Nosotros somos los que habíamos estado esperando”.
En mi artículo anterior, “Quiero ser el primer follower”, exploré el nuevo paradigma de la #regeneración, aplicado al liderazgo y las organizaciones. Este interés ha evolucionado en un modelo y programa de #liderazgoregenerativo que queremos compartir desde la comunidad de Alchymistas en @Alchymia Essential Transformation.
Una de las cualidades más esenciales para un líder regenerativo hoy en día es el Silencio (con mayúsculas). ¿Qué entendemos por Silencio como cualidad? Desde nuestra perspectiva, el Silencio se aprende y se despliega en varias fases, según el nivel de profundidad que estamos dispuestos a explorar. Los sonidos que podremos escuchar en ese Silencio varían según la profundidad alcanzada.
Niveles de Silencio
El Silencio del “Palco”
El Silencio del “Observador”
El Silencio del “Ego”
En este artículo, nos centraremos en el primero de ellos.
El Silencio del “Palco”
El profesor Ronald Heifetz de la Escuela John Kennedy en Harvard acuñó el término liderazgo adaptativo al observar la rápida evolución de la globalización y la innovación. Heifetz destacó la importancia de que los líderes desarrollen habilidades interpersonales además de técnicas. Subrayó la necesidad de diagnosticar correctamente si un problema es técnico o adaptativo, ya que cada tipo requiere enfoques diferentes.
Características
Hacer las preguntas adecuadas en lugar de tener todas las respuestas.
Explorar las tensiones dentro del equipo o la organización.
Utilizar tanto la cabeza como la intuición.
Involucrar a todos los stakeholders clave, incluso de fuera de la organización, para dar respuestas colaborativas.
Reflexionemos: ¿Cuántos de vuestros retos actuales son técnicos y cuántos son adaptativos? En el liderazgo adaptativo, se requiere cambiar la conversación, tomar tiempo para formular las preguntas adecuadas y utilizar la inteligencia colectiva. La habilidad fundamental para un líder adaptativo es desafiar y cambiar su propio mindset cuando sea necesario, dedicando tiempo a la reflexión, lo cual a menudo implica momentos de Silencio.
Este modelo de liderazgo está estrechamente ligado al #liderazgoregenerativo que proponemos. De hecho, es una de las fuentes de la cualidad de Adaptabilidad, esencial para el líder regenerativo. Para profundizar en ella, os invito a leer los futuros artículos que publicaremos.
La Analogía del “Palco” y el “Baile”
El profesor Heifetz plantea la siguiente pregunta: ¿Cómo podemos gestionar la complejidad y el ritmo de cambio mientras mantenemos la efectividad en nuestras tareas diarias?
Palco y Baile
Baile: Actividades del día a día (correo, reuniones, emergencias).
Palco: Espacio de reflexión para observar la “big picture”, la estrategia, y nuestros patrones de pensamiento y comportamiento.
El líder adaptativo necesita moverse bien en ambos ambientes. La clave está en encontrar tiempo para el “Palco” a pesar del ritmo diario. Es fundamental cuestionar la creencia de que la reflexión no es acción y aceptar que la reflexión también es una forma de acción necesaria.
Reflexión y Acción en el Palco
En el “Palco” se da una acción reflexiva que permite mayor efectividad en la respuesta a los desafíos. ¿Dónde os sentís más cómodos, en el baile o en el palco? Lo importante para un líder adaptativo y regenerativo es equilibrar ambos espacios, utilizando la información que emerge conscientemente en la pista de baile mientras se observa desde el balcón.
Sonidos del Silencio del “Palco”
Los sonidos que se escuchan en el Silencio del “Palco” son los de la estrategia, la “Big Picture”, la totalidad, el medio y largo plazo, lo sistémico, y la conexión con el propósito y visión propios y de la organización.
En mi próximo artículo hablaré del Silencio del Observador. Mientras tanto, sabéis dónde encontrarme.
Hace un par de semanas formé parte de una experiencia diferente. 500 profesores de enseñanzas no universitarias fueron convocados una mañana de sábado para hablar de liderazgo. Y 20 facilitadores, entre los que se encontraban muchos Alchymistas, fuimos allí para trabajar con ellos.
Yo, que también doy clase, pienso que la enseñanza es un mundo maravilloso y retador a partes iguales. Una clase es un ecosistema perfecto para entender y explicar las dinámicas que se crean en una comunidad, en la que unos tienen, a priori, un papel de líderes y otros, de seguidores.
Esta aproximación apriorística modifica la forma en la que entendemos ese ecosistema, sin darnos cuenta de todas las suposiciones que estamos manejando en el momento en que entramos a formar parte de eso que está pasando.
Realidad o realidades
David Foster Wallace escribió un libro, This is water, a partir de una historia corta sobre dos peces.
Están dos peces nadando uno junto a otro cuando se topan con un pez más viejo que nada en sentido contrario. Los saluda, y dice “Buen día, muchachos. ¿Cómo está el agua?”. Los dos peces siguen nadando, y después de un tiempo uno le pregunta al otro “¿Qué demonios es el agua?”.
La moraleja de esta historia es que las realidades más obvias e importantes son a menudo las más difíciles de ver.
Las creencias y suposiciones desde las que nos enfrentamos al liderazgo son el agua que no percibimos y que determina nuestros comportamientos, pensamientos y emociones.
Por lo tanto, deberíamos plantearnos desde qué realidad, creada y percibida, nos adentramos en la comunidad a la que pertenecemos. Esta cuestión es el inicio de una toma de consciencia necesaria para desarrollar un liderazgo significativo.
Para los más pragmáticos diré que simplemente la constatación de que existen varias realidades, todas igualmente válidas y fundadas es el principio del camino hacia un entendimiento necesario de lo que es impacto y significado. Sí, no es a lo que estamos acostumbrados. Por eso cuesta y nuestro cerebro, autómata y vago (esto ya lo dijo Kahneman mucho mejor que yo), se resiste.
¿Como qué varias realidades? Sí, tantas como personas.
Así que, ¿qué necesitamos para crear un impacto significativo en un ecosistema en el que existen y conviven varias realidades, creadas y percibidas?
¿Cómo creamos significado cuando no podemos estar seguros de qué es lo que está percibiendo cada una de esas personas?
Aquel sábado hablamos exactamente de eso, de crear el impacto adecuado en un aula. Tarea que, por cierto, es una prueba de fuego para todos, no importa el tiempo de experiencia en la docencia.
Es curioso que, cuando salen estos temas, solemos hablar de los demás, de lo que hacen, de lo que dicen. Muchas menos veces de las necesarias, nos paramos a reflexionar sobre nuestro ser y cómo se configura para ser percibido. Y tampoco solemos reflexionar sobre nuestro papel en ese ecosistema. Damos por hecho que, por el hecho de estar, a priori, en una posición de liderazgo, debemos quedarnos ahí siempre. Esa es la suposición principal.
Y, ¿qué pasa si eso no es cierto?
La conclusión obvia es que deberíamos ser conscientes de lo que se necesita en cada momento y adaptarnos a la posición que nos toque. Unas veces será liderando desde la acción, y otras, será necesario que demos un paso atrás para permitir que nos lideren, aunque eso signifique dejar la posición que nos fue concedida históricamente.
Esta concepción sistémica de lo que se necesita nos lleva necesariamente a preguntar sobre el propósito, el para qué. Esa pregunta nos desacopla de los deseos individuales y nos pone al servicio del ecosistema al que pertenecemos, igualándonos al resto de componentes de este, y eliminando las jerarquías.
Liderazgo de servicio
Eliminar las jerarquías y aplanar las estructuras es el verdadero reto al que nos enfrentamos, debido fundamentalmente al sistema de creencias y suposiciones que tenemos a la hora de liderar. Pero ahora, en el mundo en el que nos ha tocado vivir, es requisito indispensable para lograr impacto significativo.
El liderazgo de servicio, aquel que vela por todo el sistema al que pertenecemos haciendo que adoptemos la posición que se necesita me lleva a pensar en la danza de los estorninos.
Si después de verlos te preguntas cómo lo hacen, te diré que cada uno de ellos presta atención a un número limitado de vecinos en la bandada, sin tener en cuenta cómo de grande sea. Así, y sin importar el grado de incertidumbre que tenga el entorno, consiguen mantener la cohesión del grupo con un esfuerzo individual razonable.
El resultado es una sincronía absoluta y una grandísima velocidad de reacción. El proceso implica que nadie lidera y todos lideran, en función de las necesidades que vayan surgiendo.
Su propósito es sobrevivir y llegar, todos juntos, al lugar donde van, adaptándose a las circunstancias.
Por lo tanto, si nuestros comportamientos están basados en nuestras creencias y suposiciones, ¿cómo debemos redefinir esa forma de estar en un ecosistema que nos permita crear el significado que necesitamos en cada momento?
El aumento de la consciencia y el liderazgo de servicio nos permite poner el foco en el impacto que queremos crear dependiendo de lo que necesite el sistema.
Por un lado, aumentando nuestra consciencia podemos poner a prueba nuestras suposiciones, revisarlas y cuestionarlas, derribando las barreras que nos impiden ser y presentarnos como necesitamos.
Por otro lado, la vocación de servicio, que también podemos ver como AMOR (sí, con mayúsculas) implica la búsqueda continua del propósito mayor, de la creación de las condiciones que permitan crecer y desarrollarse a todos los miembros de nuestro ecosistema.
Estos son dos de los pilares en los que se basa en Liderazgo Regenerativo, que nos permite modificar los paradigmas, las suposiciones, sobre las que construimos nuestros modelos habituales de liderazgo, y que permite, por tanto, construir significado e impacto.
Vuelvo a nuestros profesores porque nos dieron muchos ejemplos de esto que estoy contando. Liderazgo de servicio, escucha que les permite saber qué se necesita, y consciencia de que su impacto en el aula no siempre se consigue estando delante, sino que a veces es necesario dar un paso atrás y dejar que otros elementos del sistema, sus alumnos, lleven la riendas.
La emergencia es una palabra que nos lleva a pensar en las urgencias, en las catástrofes y cataclismos. En su lugar, quiero traer aquí el significado de esta palabra como “aquello que está queriendo emerger”.
Se trata de un giro copernicano en la mirada de los modos de hacer empresa en los que nos queremos inspirar desde el Liderazgo regenerativo. Por un lado, esta el catastrofismo y la mirada de la empresa como cómplice o agente generador de problemas y, por el otro, se quiere destacar la colaboración con un proceso inevitable de transformación y cambio en el paradigma desde el que estamos operando y, por tanto en:
Nuevas formas de hacer empresa, prácticas concretas diferentes, maneras de funcionar que nos llevan inexorablemente a resultados diferentes en términos de salud de las personas y del planeta
Principios rectores más alineados con los principios de la naturaleza y su sabiduría milenaria (https://www.naturalintelligence.info/) y las diferentes estructuras a las que dan lugar como nuevas formas organizativas jerárquicas por ejemplo.
Valores y éticas asociadas que nos lleven a medir otros indicadores de bien-Ser, en lugar de bien-estar en el impacto de las organizaciones y nuestros liderazgos.
Emerger es también un espacio intermedio entre la divergencia y la convergencia. Se trata de sostener un espacio en el que haya diversidad de miradas, mucho más allá del actual modelo de extremos, de polaridades que tanto daño y separación nos generan social y personalmente. Nuestra necesidad de converger, de llegar a acuerdos, de avanzar en pos de un propósito es también a veces limitante porque parece que queramos dejar de lado la riqueza de las diferencias.
Entre estas dos orillas tiene lugar la emergencia, un fenómeno nuevo que tiene en cuenta la voluntad de la Vida (open Will), un espacio en el que vamos más allá de nuestras necesidades y motivaciones egoicas y nos situamos en el plano de una “gran voluntad”, algo mayor que está queriendo hacerse visible a través nuestro.
Durante las próximas dos décadas vamos a estar viviendo un momento emocionante de la historia en el que muchas de nuestras decisiones tendrán un impacto decisivo en las futuras generaciones. Esto es una cuestión de “emergencia”. A la vez, es importante situarnos en la “meta complejidad” de la que estamos hablando. Se nos acaban las palabras para definir una complejidad que no somos capaces de abarcar en su totalidad : VUCA, hiper-VUCA…
Y tampoco estamos seguros de el papel decisivo de nuestros intentos de revertir los efectos que estamos viviendo (aniedad, calentamiento global…). Lo que sí podemos y queremos hacer es ser actores en positivo de experimentos emergentes de formas de hacer y de ser que pongan en cuestión los modelos actuales. Unos sobrevivirán, otros serán absorbidos por el sistema actual y muchos de ellos o caerán en saco roto o tendrán consecuencias nefastas – esto ya lo hemos vivido con algunas soluciones a desafíos pasados que hoy son un problema. Lo cierto es que, durante los últimos tiempos hemos estado sometidos a una mentalidad de rapidez, crecimiento continuo y aceleración que ya no nos llena ni como sociedad, ni como individuos.
La pregunta que nos lanzamos desde el “Liderazgo regenerativo” es ¿te apetece sentirte más vivo? Quizá eres de aquello a los que estar aquí, asistiendo a este cambio de era, les parece emocionante y no dejan de preguntarse ¿de qué manera puedo contribuir desde la “esperanza activa”? Puede que no seamos los salvadores del mundo y, a la vez, cada vez encontramos más personas con capacidad de sumar, de estirarse desde el corazón y el intelecto para poner sobre la mesa emprendimientos, estilos de hacer negocios y propuestas de liderazgo y de vida que nos cuestionan, que nos remueven y que también nos mueven desde la creencia de que la humanidad y la Vida no ha llegado ni mucho menos a la cima de su evolución, aún parece que nos quedan niveles de evolución de consciencia por explorar.
Uno de esos niveles emergentes es la “consciencia regenerativa o ecosistémica” que es aquella que pone la mirada del ser humano como parte de un organismo mayor, algo o alguien que nos precede y que nos trasciende. Unos lo llaman “madre naturaleza”, otros Gaia, otros “casa”. El tema es que el cuidado de la casa común (Oikos en griego) forma parte de un enfoque donde el hombre ya no está en el centro de la creación, sino que es parte de un proceso consciente y auto-dirigido.
Algunas empresas como Apple – con su anuncio “Mother nature” y la maravillosa actriz Octavia Spencer- ya empiezan a subirse a esta ola que comenzaron algunos pioneros como Patagonia, cuyo dueño Yvon Chouinard donó la empresa hace unos años para luchar contra el cambio climático.
Unirse o no a estas iniciativas no significa ser parte de la solución o ser parte del problema, significa ser y estar vivo, ponerse en marcha desde el “no saber” a la feliz experiencia de co-crear las posibilidades para otro escenario en el futuro. Tal y como se decía antes, plantar un árbol paraque a su sombra se sienten quizá nuestros bisnietos. Desde que la muerte se sienta a mi mesa me gusta pensar que puedo poner energía y voluntad en cosas que me trascenderán. Es un anhelo que mueve a muchos que conozco, entre ellos la Comunidd de Alchymistas de la que formo parte.
Cuando yo era pequeña, mi abuela, que parecía bruja, me pillaba cada vez que estaba haciendo algo que no debería. Yo me preguntaba cómo era posible que me descubriera siempre y ella, se reía bajito, me respondía eso de que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y volvía a sus quehaceres inventándose la letra de la copla que cantaba en ese momento.
El suyo era un método de reeducación nada agresivo. Se parecía más a una gota de agua horadando la piedra después de millones de repeticiones. En su caso, y al contrario que el popular martirio chino, conseguía con paciencia y humor que se hiciera lo que había que hacerse. O lo que, a la sazón, ella consideraba que debía hacerse.
Para ella, que sus nietas volvieran a las andadas era lo normal. Y su misión era enseñarnos de la forma más amorosa posible.
Con ella aprendí que todos los caminos llevan a Roma y que nunca se logra convencer a nadie diciéndole lo mal que lo hace (sin darle alternativa y explicarlo) ni lo equivocado que está (aunque nos cueste entenderlo).
Y a estas alturas, estarás pensando a dónde quiero llegar. Porque este post debería ir sobre algo relacionado con el Liderazgo Regenerativo. Y va… solo necesito un poco más de tiempo para llegar a Roma.
El Liderazgo Regenerativo implica un cambio de mentalidad, de pensamiento y acción. En el mundo de hoy, o encontramos otra forma de responder a los retos que se nos plantean o vamos a tener muchos más problemas porque estamos alimentando un círculo vicioso que parece difícil de romper. Y desgraciadamente para nosotros, esto nos cuesta. Como decía Kahneman, aplicamos generalmente la ley del mínimo esfuerzo.
Nuestro cerebro tiene un sistema automático, emocional y subconsciente que gobierna todos los procesos que tenemos automatizados. Y otro sistema, lento, lógico, calculador y consciente que toma decisiones con más información.
Cuando establece sus caminos automáticos e intentamos re educarlo, suele volver a las andadas si no prestamos la debida atención. Porque la reeducación consume energía. Y no es cómoda.
En el fondo, el problema de todos los cambios es la atención que hay que prestar para que, en el proceso, no nos demandemos y volvamos a hacer las cosas como ya sabemos que nos cuesta menos.
No es una cuestión de que no estemos convencidos, es que el automatismo es más poderoso que nosotros. Y lo normal es que no nos demos cuenta de que hemos vuelto a nuestras antiguas costumbres.
Desarrollo de consciencia en el Liderazgo Regenerativo
Cuando ves ya no puedes dejar de ver.
Cuando amplías tu consciencia y te das cuenta que para conseguir el impacto que quieres tener, es necesario un cambio, ya no hay vuelta atrás. O eso dicen.
La verdad es que el proceso de toma de consciencia es bastante complicado y se parece más a una escalera espiral ascendente donde cada tramo desvela una posibilidad distinta a las que habíamos contemplado hasta ahora. ¿Demasiado profundo?
En otras palabras, que nos vamos dando cuenta de las cosas poco a poco. Y aunque nos demos cuenta, tardamos en integrarlas no solo en nuestros pensamientos, sino en nuestras acciones.
Al final vemos, pero el camino hasta llegar ahí no es fácil ni obvio. Y lo más importante: nadie lo recorre de la misma forma…como para llegar a Roma.
Por eso hoy me interesa profundizar en el recorrido, el cambio, más que en el destino, y quizás si nos ponemos, facilitar otra toma de consciencia.
La tentación más habitual cuando empezamos a ver es esperar que los demás también lo hagan; y si me apuras, que lo hagan a nuestro ritmo. ¿Cómo puede ser posible que no vean que necesitamos una transformación? Los procesos de liderazgo tienen que cambiar. Estamos asistiendo a un cambio de paradigma debido a la falta de sostenibilidad en lo que hacemos. El futuro será auto-organizado y distribuido
Todo esto lo decimos desde una recién aprendida consciencia que no tiene para nada en cuenta el contexto, la consciencia y la sabiduría del otro. Tampoco sus prejuicios, sus sesgos, ni sus necesidades.
Hace unos meses me encontré con un video en el que un hombre explicaba que los países del primer mundo no pueden exigir a los del tercer mundo que reduzcan sus emisiones de carbono, siendo los primeros los que deberían asumir mayor responsabilidad en la mitigación del cambio climático porque han sido los responsables.
Vehemente exponía que a alguien a quien le falta el agua, los servicios sanitarios básicos, y casi todas las comodidades que tenemos nosotros, no se le puede exigir que cumpla con ciertos estándares.
Lo que apuntaba, es que nuestro deber era comprometernos en hacer lo que sabemos que tenemos que hacer lo más eficientemente, y dejar que esos países progresen de la mejor manera posible.
Entre las cualidades del Liderazgo Regenerativo, está la abundancia
Representa entre otras cosas, el reconocimiento del momento presente y el entendimiento de que cada elemento del sistema se encuentra en el punto donde está.
Desde esa abundancia podemos encontrar respuestas que nos hagan ganar a todos y que nos permitan recorrer esa escalera en espiral hacia arriba, sin pretender imponer nuestro viaje a nadie. Simplemente estando para sostener a los que se vayan incorporando.
En esta labor de creación de conciencia y sostén del camino es muy importante acoger el proceso de cada cual, incluyendo el propio, con el amor que nos permite sostenerlo, explicarlo y restaurarlo desde el ejemplo.
Si entendemos que el cambio no es fácil, podremos acompañar mejor a las personas que ya se han iniciado en esta transformación. Solo la paciencia y la vocación de servicio nos van a llevar ahí. Sosteniendo sin imponer.
Llevo ya unos años interesado en el nuevo paradigma de la #regeneración. Como me dedico al acompañamiento de líderes y directivos del mundo corporativo, he enfocado mi mirada al #liderazgoregenerativo y las #culturasregenerativas, aunque también me he interesado por el #negocioregenerativo o el #marketingregenerativo para conocer el verdadero alcance y las aplicaciones concretas de esta nueva tendencia.
Los que me conocéis sabéis que mi experiencia profesional se ha dado en el mundo de la tecnología y de la empresa multinacional. Quizás sea esa la razón por la que, aún no desechando por completo otras miradas próximas como son el ecologismo o la permacultura, siento que no son la mía. No sé moverme en esos terrenos y no quiero hacerlo por aprovechar la coyuntura. Quiero en cambio centrarme en observar y promover todas esas oportunidades que se pueden crear desde el nuevo paradigma de la regeneración para los líderes y las empresas en la actualidad, mundos que me son mucho más familiares.
Os confieso que mi viaje, como en otros casos de modas repentinas o apasionantes epifanías, ha pasado por altos y bajos, de la ilusión a la decepción, de la frustración a la motivación. Hoy me siento en ese punto donde se encuentran el activista y el pasota, el ignorante y el consciente, el responsable y el resignado.
Quiero decir con ello que siento en mí esa pasión por contribuir a la evolución hacia un mundo todavía mejor sin necesitar confrontarme con los paradigmas actuales. Siento eso que nuestro Leonardo Da Vinci del siglo XX, Buckminster Fuller, expresó muy bien con palabras sencillas:
«Para cambiar un paradigma existente no debes luchar por intentar cambiar el modelo problemático sino crear un nuevo modelo que deje obsoleto al anterior»
Es esta pasión la que hace que hoy comparta con vosotros, líderes y compañeros de viaje, algunas pinceladas sobre nuestra mirada al #liderazgoregenerativo, con el significado que tiene para nosotros en Alchymia Essential Transformation. Es esta pasión la que hace que hoy quiera ser el primer “follower” (o el segundo o el enésimo) que impulsa el seguimiento hacia un nuevo paradigma, hacia un nuevo liderazgo.
Ese primer seguidor que podéis encontrar en el famoso video.
Atención a 3 movimientos clave
En primer lugar y para entender el #liderazgoregenerativo en su totalidad, es importante ser consciente de 3 movimientos clave que se están produciendo en el mundo corporativo:
Del control a la responsabilidad:
El modelo mecanicista (causa-efecto) ya no nos sirve. En un mundo tremendamente complejo y ambiguo se pueden dar múltiples causas para un mismo efecto y múltiples efectos producidos por una misma causa.
¿Quién conoce las últimas causas de la pandemia COVID-19 cuatro años después de su aparición? ¿Y quién conoce en este momento sus últimas consecuencias? Y aunque pueda parecer lejana a cualquiera de nosotros, la pandemia afectó a millones de empresas y líderes que vieron interrumpidas sus cadenas de suministro.
Es una ficción que todavía creamos que somos capaces de predecir y controlar. Se convierte en obvia la necesidad de un nuevo modelo de gestión basado en algo muy distinto: sentir y responder. Es decir, disponer de sensores (personas en contacto con todos los grupos de interés: clientes, proveedores, empleados, accionistas…) a todos los niveles de la organización que nos puedan transmitir información en tiempo real de lo que está ocurriendo de manera que podamos responder colectivamente y desde cualquier nivel cuando sea necesario.
Esto implica una nueva mirada a la delegación, a la toma de decisiones y a la responsabilidad de cada persona en la empresa. Para ello, es necesario desarrollar un nuevo “mindset” del líder que sea capaz de soltar el control y confiar plenamente en las personas con las que colabora.
De la autoridad externa a la autoridad interna:
Precisamente el movimiento anterior implica también un movimiento de reencuadre en lo que entendemos por autoridad. Se trata de pasar de una autoridad basada en el rango, la posición, la experiencia y la jerarquía a una cultura en la que todo el mundo debe ser escuchado, tener la posibilidad de dar su opinión y contribuir de manera genuina al propósito de la compañía que, por cierto, debe incluir y trascender al del propio beneficio económico.
De nuevo, esto requiere una evolución en nuestro “mindset” del líder para comprometerse a decidir y actuar desde quien es, desde el autoliderazgo y desde lo que quiere crear en los distintos sistemas (familia, equipo, unidad de negocio, empresa,…) con los que se relaciona.
Por último y no menos importante,se produce un movimiento desde la preponderancia del individuo, impulsada por la cultura de una era llamada Antropoceno, hacia una mayor consciencia de #interdependencia entre todos los seres vivos.
Se trata de un desplazamiento de una mentalidad de competición (“winners or losers”) y de escasez (“aquí no hay para todos, que gane el mejor”) hacia una mentalidad de #colaboración (“nos necesitamos para conseguir los resultados que queremos”) y de #abundancia (“somos capaces de generar las condiciones para engrandar la tarta”).
En este movimiento, el peso se traslada del individuo (individualismo) al colectivo (sin perder la individualidad que potencia la #diversidad) para generar valor, y por tanto beneficios, creando a su vez condiciones que generen más vida a nuestro alrededor, es decir, que impulsen nuestra continuidad como especie.
El desarrollo de 3 tipos de conciencia
Los líderes y las culturas corporativas en la actualidad deben ser capaces de dar respuesta a estos movimientos y por ello, necesitan desarrollar 3 tipos de consciencia (“mindset”):
Autoconciencia
Nos referimos a la conciencia propia, es decir al conocimiento que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones. Como no puede ser de otra manera, para liderar a otros hay que comenzar por liderarse a uno mismo. Esto requiere, obviamente, un mínimo nivel de autoconocimiento y de autoconsciencia.
¿Qué significa ser autoconsciente? Nos referimos a la capacidad de conocer cosas tan sencillas y tan profundas como nuestro propósito vital (¿para qué he venido a este mundo?) nuestros anhelos, nuestros deseos, nuestros miedos y nuestras vulnerabilidades.
Conciencia sistémica
Aquí estamos hablando de la consciencia de cada uno de los sistemas con los que nos relacionamos. Como comentaba antes, me refiero a sistemas como la familia, el grupo de amigos, el equipo, la unidad de negocio, la empresa, la sociedad o el planeta en su totalidad.
Dependiendo del nivel de responsabilidad en la empresa y del tipo de empresa, el impacto que tienen nuestras decisiones y acciones en cada uno de estos sistemas puede ser muy relevante. Por ello, es importante ser consciente de aspectos sistémicos como nuestro rol en el sistema, qué necesita de nosotros en cada momento, cómo contribuyo a generar confianza o a deteriorarla, cómo es mi nivel de compromiso, cuánto conflicto no productivo estoy generando. Sólo ampliando nuestra consciencia podemos facilitar y nutrir estos sistemas para generar las condiciones que les permitan alcanzar sus objetivos.
Conciencia regenerativa
Se trata de ser conscientes del sistema natural al que pertenecemos. De entender que la mentalidad extractiva que nos ha traído hasta aquí, basada en la creencia en la infinitud de los recursos naturales y en la falta de consideración de los costes de consumo de los mismos en las cuentas de resultados de las empresas, no nos va a permitir seguir operando como hasta ahora.
Si no consideramos el impacto que estamos generando en el mayor ecosistema en el que nos desarrollamos, dejará de ser importante si conseguimos beneficios o no, si alcanzamos nuestros objetivos o no, sencillamente porque nos tendremos que ocupar por una necesidad básica más importante: sobrevivir como especie. Y no, no me considero una persona pesimista o catastrofista, al contrario, soy muy positivo y creo en la mirada de confianza y abundancia.
Esto no me impide observar a mi alrededor con un toque de objetividad y darme cuenta de que los recursos se agotan y que la naturaleza ha sobrevivido durante miles de millones de años a pesar de todos los envites del Universo gracias a sus leyes intrínsecas de abundancia, colaboración y resiliencia. Ampliar nuestra consciencia regenerativa implica ser más consciente de estas leyes y aplicarlas en nuestras decisiones y acciones cotidianas.
Además de estos 3 tipos de conciencia, también es necesario desplegar 5 cualidades del #liderazgoregenerativo. Para conocer algo más sobre ellas os sugiero la lectura del artículo que publicamos hace unas semanas: “5 Componentes Esenciales para un Futuro “
Como os dije antes, quiero ser el primer “follower”. Por ello, en próximos artículos profundizaré más en cada una de las claves del #liderazgoregenerativo.
¿Quiere aprender a desplegar un #liderazgoregenerativo a tu alrededor?
Si estáis interesados en el tema, sabéis dónde encontrarme.
Todos lo sentimos y lo sabemos: la vida y el trabajo tal como los conocíamos se acabaron. Nunca podremos volver completamente a “cómo eran las cosas”. Las reglas del juego han cambiado y seguirán evolucionando.
Estamos en un espacio liminal –un espacio intermedio– donde hemos abandonado la relativa certeza de nuestro mundo habitual pero aún no hemos “llegado” a lo que yo llamo la “próxima nueva normalidad”. Es un espacio donde podemos ir y venir desde el miedo y la frustración que nos atenaza hasta la compasión y el entusiasmo colaborativo que nos impulsan.
Os invitamos a escuchar el video de TEDxTalks sobre el poder de estar en el “entre” y cómo los momentos liminales nos ayudan y nos hacen reflexionar.
Recuerdo una dinámica que hacía frecuentemente en Outdoor training, diseñada para que los equipos “gestionaran” los riesgos necesarios para mantener el liderazgo en su sector. Consistía en escalar un poste de unos 15 metros con un arnés de seguridad y luego ponerse de pie en una pequeña plataforma en la parte superior (¡sin nada a qué agarrarse!).
Fuera de su alcance había un aro suspendido un poco más arriba. Cada participante podía -si tenía el coraje- saltar para agarrarse a dicho aro y después ser bajado al suelo. (Si no alcanzaban el aro, su arnés de seguridad los bajaría de manera segura).
El reto consistía en que experimentaran ese momento en el que abandonaban la plataforma (y no podían regresar) pero aún no habían cogido al aro. Ese era el espacio liminal de asumir un riesgo consciente: comprometerse a seguir adelante, sin vuelta atrás.
Todos nos enfrentamos a un momento así en las crisis. El camino a seguir es dar el salto. Y no solo en la estrategia de negocio, sino en toda nuestra forma de pensar sobre la cultura organizacional y social y cómo dicha cultura impacta en el grado en que emerge de esta crisis disruptiva más fuerte cada año.
En tiempos “normales”, nos centramos en innovar para un futuro de crecimiento sostenible. En los tiempos difíciles de hoy, debemos tener un doble enfoque: sostenibilidad y #regeneración.
Contáctanos para solicitar más información de cómo participar de nuestro Programa en Liderazgo Regenerativo.
Las 5 componentes para una cultura regenerativa son:
Apertura a lo desconocido, capacidad de adaptación. Una cultura más consecuente con el contexto actual, donde “sentir y responder” son las claves de la adaptación constante al entorno cambiante, tal y como hacen los organismos vivos.
Mindset de Abundancia. Donde vemos los desafíos como oportunidades de crear más y mejores condiciones para la vida, en nuestros stakeholders (empleados, proveedores, clientes, accionistas, comunidades cercanas).
En el siguiente video Rupen Desai nos habla sobre Marketing Regenerativo: Inspirando a ser mejores ciudadanos a través de un mindset regenerativo para la vida y para el marketing.
AMOR con mayúsculas. Es aún difícil hablar de una cultura organizativa de amor. Y, aún así, somos capaces de intuir que sin una apertura del corazón jamás seremos capaces de trascender el paradigma del equilibrio entre el dar y el recibir, para convertirnos en auténticos generadores de bienestar y que esa sea la medida de nuestra capacidad de producción.
Convertirnos en creadores de condiciones. Sobrevolar el viejo paradigma de la proactividad para encontrar un espacio nuevo de “space holders”, creadores de espacios, sostenedores, jardineros que cuidan y favorecen el ritmo natural de las cosas en lugar de forzarlo.
Atención al silencio de donde “emerge” lo nuevo y fresco.
Ojalá seamos capaces de dar el salto, disfrutar de la emoción de este cambio de paradigma. Sólo nos queda experimentar el vacío que supone dejar atrás nuestras viejas seguridades para abrazar la expansión que supone dar este salto. No hay certezas, sólo asombro, sorpresa y oportunidad de crear algo absolutamente nuevo y fresco.
Después de la Segunda Guerra Mundial, y con el comienzo de la Guerra Fría, empezamos a ser conscientes de que el statu quo había cambiado para siempre. 80 años después, estamos seguros. Es necesario remontarnos a esos años para entender cómo nació el término VUCA, del que seguro has oído hablar. VUCA define un mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo como nunca.
Después de la guerra, la velocidad de los cambios y la incertidumbre alentada por una complejidad antes desconocida, nos trajeron retos nuevos que, como es costumbre en el género humano, intentamos resolver aplicando las mismas estrategias que nos habían dado resultado en el pasado. Para sorpresa de muchos, no funcionó.
Ahora, tantos años después, es una realidad que necesitamos hacer las cosas de otra forma. Ni el presente ni el futuro son lo que solían ser y demandan de nosotros respuestas distintas: más ágiles, responsables, sostenibles e innovadoras.
Descubre cómo contrarrestar el entorno VUCA y cómo las empresas se pueden adaptar al cambio aquí.
El liderazgo tradicional no funciona
Los modelos de liderazgo tradicional, basados en la dinámica del poder y control tantas veces descrita en los tratados de gestión empresarial y enfocados en la productividad y la eficiencia, están dejando de dar los resultados adecuados.
De la misma forma que el contexto está evolucionando, las personas también, impulsadas por las circunstancias. Las expectativas de las nuevas, y no tan nuevas generaciones, en el mundo laboral han cambiado debido a multitud de factores externos.
La consciencia de que el mundo es global y que lo que sucede en cualquiera de sus partes nos afecta a todos está cambiando fundamentalmente nuestra percepción sobre lo que debería ser y lo que no.
En contraposición con los deseos de nuestros abuelos y padres, que pedían un entorno de trabajo seguro y sin sobresaltos, hoy la seguridad ya no es nuestra principal preocupación. Necesitamos ser relevantes en un trabajo donde los objetivos son compartidos y nos tienen en cuenta: se preocupan de nosotros y nos dejan ser parte de las decisiones que se toman.
Esta consciencia de que somos actores principales en lo que pasa, unida a la velocidad de los cambios que se producen, está sometiendo a las organizaciones a una tensión antes desconocida. Es habitual escuchar en las empresas sobre la necesidad de retener talento, ser sostenibles y responder rápido a las necesidades de los clientes.
El único problema es que las estructuras organizativas no están preparadas. La jerarquía junto con un modelo de toma de decisión muy estructurado limita las posibilidades de dar respuesta a las necesidades de empleados y clientes. Al menos rápidamente.
Necesitamos transformarnos para sobrevivir, pero esta transformación no es gratuita.
Frederic Laloux en su libro “Reinventando las organizaciones” explica que esta transformación es necesaria para poder alcanzar mayores niveles de adaptabilidad a los cambios, más compromiso de los empleados y un sentido de propósito compartido.
Cualquier organización tiene el potencial de adaptarse y ser resiliente, si se transforma en la dirección adecuada. Pero debemos tener claro que las estructuras y la cultura de las organizaciones no cambiarán a menos que cambien los modelos de liderazgo. Estos deben evolucionar para contemplar otros principios, como la sostenibilidad, la adaptabilidad y la inteligencia emocional.
Si deseas saber más sobre la naturaleza del liderazgo y cómo puede evolucionar para enfrentar desafíos contemporáneos, os invitamos a leer este artículo de Harvard Business Review que profundiza al respecto.
Liderazgo regenerativo
¿Cómo podemos ir más allá de los modelos de liderazgo tradicionales? ¿Cómo podemos centrarnos en la sostenibilidad y la creación de impacto positivo en las personas y en el planeta? Y, ¿cómo podemos hacer frente a la resistencia a estos cambios?
No tenemos muchos ejemplos de organismos u organizaciones que hayan conseguido poner en marcha mecanismos para dar respuesta a estas preguntas. Pero tenemos uno muy cercano que ha conseguido tener éxito: la Naturaleza.
Los mecanismos que gobiernan los procesos ecosistémicos responden con claridad a estas preguntas y son una fuente de inspiración a la hora de pensar en modelos de liderazgo que respondan a nuestras necesidades actuales.
Para empezar, la Naturaleza establece un paradigma holístico que persigue el bienestar del conjunto, y de largo plazo, constituyendo un sistema sostenible y resiliente. También busca el equilibrio para crear las condiciones que sostengan la vida, produciendo un impacto positivo en los individuos, los sistemas y el entorno.
En esencia, el sistema creado por la Naturaleza potencia la interconexión de todas sus partes; se centra en el interés común, y crea las condiciones para la supervivencia a largo plazo. No solo priman los resultados sino también el bienestar.
En esta transformación debemos tener en cuenta también la necesidad de cambiar nuestra manera de pensar. El último siglo y sus acontecimientos nos ha educado en una mentalidad de escasez. Este tipo de pensamiento está caracterizado por la creencia de que cualquier recurso, tangible o intangible, es limitado. Esta forma de pensar nos lleva a una perspectiva de suma cero, o lo que es lo mismo, que para que alguien gane otro tiene que perder. Se prima la competición por encima de la colaboración.
Por el contrario, desarrollar una mentalidad de abundancia nos abre la posibilidad de construir un liderazgo con otros valores.
La mentalidad de abundancia es un aspecto esencial de esta evolución. En vez de estar condicionada por el miedo a perder y la competencia, se basa en la idea de que hay suficientes recursos, oportunidades y éxito para todos. Promueve una cultura de colaboración, inclusión, y generosidad que genera espacios más sostenibles en el tiempo.
Estas son las bases del liderazgo regenerativo. Un tipo de liderazgo regido por el propósito, centrado en el bienestar y consciente del ecosistema.
Si te preguntas si es posible hacerlo realidad, la respuesta es sí.
Hay empresas que han empezado a poner estos cambios en marcha. Patagonia, conocida por su compromiso con la sostenibilidad medioambiental, o Buutzorg, que apuesta por estructuras descentralizadas en las que equipos de enfermeras autogestionados atienden a los pacientes en sus domicilios, son dos ejemplos de organizaciones que trabajan con un modelo de liderazgo distinto.
Os invitamos a ver el video sobre el “futuro regenerativo”, un enfoque que exige, actualmente, a las empresas a re enfocar su visión de negocio.
Es cierto que aún queda mucho camino por andar y que la transformación no será inmediata ni fácil. Pero si queremos asegurar nuestra supervivencia y bienestar, no nos quedará más remedio que recorrerlo.
Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias mediante el análisis de sus hábitos de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información en el siguiente enlace. Política de CookiesAceptar
Política de Privacidad y Cookies
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.