Los Sonidos del Silencio (II)
En mi artículo anterior “Los Sonidos del Silencio I” os hablaba del Silencio como una cualidad del #liderazgoregenerativo que tiene distintos niveles de profundidad. En ese artículo nos elevábamos al “palco” para escuchar los sonidos del silencio que emerge en ese espacio: la “big picture”, el largo plazo, la estrategia y el proceso (no el contenido) que seguimos cuando hacemos lo que hacemos como líderes, como equipo y como organización.
Hoy quiero descender a un segundo nivel de profundidad y compartir con vosotros los sonidos del Silencio del “Observador”.
El Silencio del “Observador”
En mi trabajo con líderes y equipos me gusta retarles con un ejercicio basado en una dinámica que aprendí de la Programación Neurolingüistica (PNL) hace muchos años. Se trata de plantearles una actividad que tenga como objetivo alcanzar un reto individual o colectivo y, durante la ejecución de la actividad, en un momento concreto (a veces cuando no saben cómo alcanzar el reto con todo su uso de razón), pedirles que paren por un momento la actividad que están realizando, estén en silencio, cierren los ojos e intenten disociarse de ellos mismos, es decir, separarse mentalmente del espacio que ocupan y observarse a ellos mismos desde ahí.
Pueden hacerlo desde cualquier posición a su alrededor: delantera, trasera, lateral, superior, zenital… Le llamamos colocarse en una “metaposición”. Entonces les pido que se sitúen en el momento presente, que rebobinen unos minutos la película que están viendo sobre ellos mismos (en la que son los protagonistas) y que observen atentamente lo que están haciendo mientras se encuentran inmersos en la ejecución de esa actividad. Les pido que sean auténticos y honestos con ellos mismos, que no se inventen nada que no vean o escuchen, que no se auto-engañen.
Seguidamente, muy despacio y una a una, les hago preguntas como estas:
- ¿Qué ves que estás haciendo en este momento? Fíjate en los detalles.
- ¿Cómo es tu corporalidad vista desde fuera? ¿Qué expresa?
- ¿Qué oyes que estás diciendo? ¿Cómo lo estás diciendo?
- ¿Qué emociones estás expresando?
- ¿Qué estás pensando? ¿Qué te estás diciendo a ti mismo? ¿Cuál es tu relato?
- ¿Quién estas siendo?
- ¿Quién no estás siendo? ¿Quién no estás siendo y querrías ser?
- ¿Qué te dirías a ti mismo, a ti misma si fueras otro de los actores de la película? Elige uno cualquiera
Aquí me paro y te invito a que lo pruebes contigo mismo después de haber vivido un desencuentro con alguien, una discusión o cualquier situación de tensión. También puedes hacerlo después de una experiencia que te haya hecho profundamente feliz. Quizás quiera probar los dos casos y explorar las diferencias…
Este ejercicio suele ser muy revelador para muchas personas. Durante la sesión de debrief posterior, donde se comparte lo que han aprendido de esta dinámica, se escuchan voces como:
- “Ahora entiendo por qué tengo este impacto, aunque esa no era mi intención”
- “No era consciente de mi corporalidad”
- “Claro, pensando de ese modo era imposible alcanzar el reto que nos has planteado”
- “Cuando veo desde fuera cómo me he relacionado con X en ese momento, me doy cuenta de que tengo que trabajar mi lenguaje”
Y así muchas otras.
Como seres humanos tenemos esta capacidad de disociarnos y observarnos. En mi opinión, no nos han enseñado esta habilidad en edades tempranas. Algunos hemos tenido que ir a cursos de PNL ya de adultos para conocerla y practicarla. Utilizar esta capacidad para el aprendizaje suele llevar a realizaciones y posteriores cambios que difícilmente habríamos podido imaginar de otra manera. Sería como aprender a darte feedback a ti mismo. Se trata de un “auto-feedback” desde la honestidad, la autenticidad y la vulnerabilidad.
Es en ese espacio sagrado de silencio donde podemos escuchar los sonidos de nuestra autenticidad, nuestra honestidad y nuestra vulnerabilidad hablándonos de lo que somos, lo que hacemos, lo que pensamos, lo que sentimos,… y abriéndonos la puerta a un nuevo espacio de posibilidad y de crecimiento como personas, como líderes y como equipo.
En mi próximo artículo hablaré del último nivel de profundidad en el silencio, el Silencio del “Ego”. Mientras tanto, sabéis donde encontrarme.